I

Los gordos del amor lo saben todo,

hasta en los puntos más remotos de sus cuerpos,

las catacumbas de sus carnes.

Sus vientres son tierra extraña donde habitan,

siempre anhelando las cinturas más delgadas

que en la boca les producen agua cual pasteles.

No hay hombre más sinceramente afligido,

de sonrisa tan tristona en esa panza apartada,

en esos pies lejanos y esas nalgas hinchadas,

como si constaran sólo de excedentes:

casi un centenar de kilos vacuos

que jamás nadie querrá.

Luuk Gruwez (título original: Dikke mensen; extraído de: Bandeloze gedichten [Poemas desenfrenados], p. 90)

© Traducción española: Diego J. Puls 2004

(con ocasión del XIV Festival Internacional de Poesía de Medellín, 2004)