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HOLANDA PARA PRINCIPIANTES

 

 

Lección 1

 

Holanda es la región occidental de los Países Bajos, del mismo modo que Inglaterra es la región meridional de Gran Bretaña. La gente de fuera identifica a menudo la parte con el todo, lo que se explica por el hecho de que desde antiguo en Holanda se concentra el poder: no sólo el político, sino también el económico, el intelectual, el artístico, el de los medios de comunicación y todas las demás formas de poder existentes. Holanda está dominada por una gran conurbación que recibe el nombre de Randstad, cuyos principales distritos son Ámsterdam, Haarlem, Leiden, La Haya, Delft, Rotterdam y Utrecht.

 

Lección 2

 

Si bien es cierto que Ámsterdam es la capital de los Países Bajos, es también, y sobre todo, el corazón de Holanda. En parte debido a que el Gobierno nacional no reside en la capital, sino en La Haya –los neerlandeses odian el centralismo–, Ámsterdam ha ocupado a lo largo de la historia una posición muy particular, ganándose la fama de ser una ciudad obstinada y libertaria, con rasgos marcadamente anarquistas. No por nada, a veces se la llama la «República de Ámsterdam». Todo lo relacionado con el arte y la cultura está en Ámsterdam. Todo holandés o neerlandés con alguna aspiración en esos ámbitos se muda a esa ciudad. Los amsterdameses difieren de los holandeses, igual que éstos difieren de los neerlandeses.

 

Lección 3

 

Rotterdam es la ciudad generadora de riquezas. El cinismo de la Historia ha dado lugar a que, como consecuencia del bombardeo perpetrado en 1940 por los alemanes, la ciudad tenga ahora el mismo aspecto que cualquier ciudad alemana. El puerto de Rotterdam, el más grande del mundo, es, de hecho, un puerto alemán.

 

Lección 4

 

Los países vecinos –Bélgica, Francia y Alemania– miran al continente europeo y dan la espalda al mar, mientras que Holanda mira al mar y da la espalda a Europa. En ese sentido, Holanda da también la espalda a la región oriental del país, lo que suscita ciertas tensiones. Cuando en 1939 surgió la amenaza de una invasión alemana, se llevaron a cabo toda clase de preparativos para romper los diques e inundar el Este del país, de tal modo que Holanda se convirtiera en una isla inexpugnable. En la conciencia holandesa, está más cerca Estados Unidos que Alemania. Holanda y Alemania están muy cerca una de otra, pero se dan la espalda.

 

Lección 5

 

La orientación hacia el mar es un rasgo característico que Holanda tiene en común con Inglaterra, España, Portugal y la antigua República de Venecia, y que quizá se explique por el pasado colonial – aunque bien podría ser al revés. Sin embargo, sólo en el caso de Holanda el mar no es únicamente un elemento aliado por el que se transportan riquezas robadas, sino que entraña también una amenaza: Holanda es la región de los Países Bajos que está por debajo del nivel del mar. Suele decirse que Dios creó el mundo, pero a Holanda la crearon los holandeses.

 

Lección 6

 

La amenaza que el mar constituye al Oeste –sólo comparable con la que forman los alemanes al Este– ha conducido en Holanda a la invención de una arquitectura magistral: la de los diques y terraplenes. Pero estas obras de contención de las aguas son al mismo tiempo la única arquitectura magistral con la que cuenta el país: en las ciudades no se conocen las amplias simetrías, y no existen los grandes palacios que bordean plazas suntuosas, sino que éstos están semiocultos en medio de calles estrechas. La sede del Gobierno es un patio interior con una bomba de agua en el centro. No hay un equivalente del Unter den Linden berlinés, de los Campos Elíseos parisinos o del Mall londinense. En ninguna ciudad se puede celebrar una parada como Dios manda: sólo sería posible realizarla encima de un dique de contención. Pero es que en Holanda nunca se celebran paradas. De hacerlo, todo holandés de pro –y no digamos los amsterdameses– se enfurecería o se atacaría de risa.

 

Lección 7

 

Todo esto se debe a que los Países Bajos nunca han sido una monarquía absoluta, como Inglaterra, Francia o España. Como región periférica sí formaron parte alguna vez de una institución semejante, en particular de la variante regentada por los Austrias desde Viena y luego desde Madrid, pero Holanda precisamente adquirió su identidad nacional rebelándose contra ella en el siglo XVI e instaurando, tras una guerra que duró ochenta años (conocida en España como la guerra de Flandes), una república burguesa. La conducción hereditaria de la misma estaba en manos de unos príncipes de la casa alemana de Orange-Nassau, pero esto nada tenía que ver con el monarquismo. El título que ostentaban era el de «estatúder».

 

Lección 8

 

De hecho, la situación no ha variado hasta el día de hoy. Beatriz, princesa de Orange-Nassau, lleva ahora el título de reina de los Países Bajos, pero éste hace referencia a una monarquía en términos formales exclusivamente. Cuando a finales del siglo XVIII las tropas francesas ocuparon el país, el estatúder se refugió en Londres. Poco después, Napoleón nombró a su hermano Luis Bonaparte rey de Holanda: un soberano ilustrado, que más tarde se convertiría en el conde de Saint-Leu, y que tras su destitución se paseaba por Marienbad junto a Goethe. Cuando volvieron los estatúderes hereditarios, se consideró que no podían ser menos que Luis, y desde entonces ha habido en los Países Bajos reyes y reinas. De modo que los Orange ostentan su corona de reyes gracias nada menos que a la revolución francesa. Pero aun la actual república francesa sigue siendo, en mayor grado que el reino de los Países Bajos, una monarquía por naturaleza. Los franceses son monárquicos, el igual que los ingleses, pero los holandeses somos un pueblo de republicanos muy apegados a los descendientes de Guillermo de Orange, un revolucionario que en el pasado fue nuestro guía en la lucha armada contra el absolutismo español. Los Países Bajos son una monarquía irónica. Si mañana se muere toda la familia real por comer un par de ostras en mal estado, en ningún caso el país golpeará pasado mañana a la puerta de algún primo lejano de la familia en Mecklemburgo Schwerin o en Sajonia Coburgo Gotha con objeto de nombrarle rey. El asunto habrá terminado. Los Países Bajos volverán a ser la república que, en esencia, siempre han sido.

 

Lección 9

 

Sólo en una ocasión anterior –a finales del siglo XVII–, un estatúder holandés fue coronado rey: no de Holanda, sino de Inglaterra. Resulta en cierto modo simbólico que durante el reinado de este Dutch William (Guillermo el holandés), el absolutismo inglés llegara a su fin, a través de la Declaración de derechos y la instauración del parlamento: si bien no gracias a él, sino más bien a pesar de él, aunque en cualquier caso junto con él.

 

Lección 10

 

La diferencia entre la antigua República de las Provincias Unidas y las monarquías instauradas en los países circundantes era la misma que la existente entre el relativismo y el absolutismo, entre el individualismo y el colectivismo, entre el escepticismo y el dogmatismo, entre la duda y la certeza. Esto sigue siendo así, y en algunas ocasiones esa duda se manifiesta asimismo en forma de autonegación, a veces incluso con cierta tendencia masoquista a la autodestrucción. Los neerlandeses tienen un peor concepto de su país que el que tienen los extranjeros. Holanda nunca ha intentado imponer su lengua y su cultura a sus colonias; con ganar dinero bastaba. A los neerlandeses el término «Nederland» (País Bajo o bien Países Bajos) les suena muy distinto que a los alemanes «Deutschland», «La France» a los franceses o «España» a los españoles.

 

Lección 11

 

Desafortunadamente, todo esto da lugar asimismo a que los grandes sentimientos, las grandes palabras y los grandes gestos sean igualmente víctimas del escarnio holandés. En los Países Bajos, el refinamiento equivale a afectación; la fantasía es indeseada; la pasión, sospechosa; el alborozo, improcedente. Lo que queda es lo pequeño: no lo utópico y visionario, sino lo realista; no la filosofía, sino la psicología. En definitiva, los rasgos característicos del espíritu comercial. El holandés no se siente identificado con Don Quijote, sino con Sancho Panza. La desventaja de la ausencia del absolutismo en la historia del país es que en Holanda nunca ha existido una cultura cortesana. Nunca ha habido un rey que expresara su magnificencia imperial mediante la construcción de palacios, la erección de estatuas, la pintura, la poesía, el teatro, que tuviera una serie de orquestas para las que encargar que se compusieran sinfonías, y que estuviera rodeado de condes y duques, todos con su pompa y boato propios. Shakespeare y Mozart son impensables en Holanda. Aquí la batuta la han llevado siempre los patricios, tan ricos como ahorradores, y bastante anticulturales. La situación no ha cambiado. En los Países Bajos escasean las plazas con estatua. Desde Rembrandt y Vermeer hasta Van Gogh y Mondriaan, sólo el arte pictórico ha logrado adquirir grandeza dentro de lo pequeño. Erasmo de Rotterdam, humanista burlón y escéptico, católico protestante, hijo natural de un sacerdote, es el holandés arquetípico. El gran Spinoza era hijo de inmigrantes.

 

Lección 12

 

El ascetismo artístico y filosófico descrito se ve reflejado en la cara chupada del doctor Calvino. Desde sus orígenes, la diferencia entre el relativismo holandés y el absolutismo de los países circundantes equivale a la diferencia entre el protestantismo y el catolicismo. Un papa absolutista es otra figura que los holandeses, naturalmente, siempre han aborrecido, y por eso han encontrado en el protestantismo la expresión adecuada de su espíritu de resistencia. En el siglo XVI, el calvinismo se convirtió en el motor de la lucha contra el rey católico español. Su introducción en el país se produjo con ocasión del movimiento iconoclasta, que se ha mantenido en numerosos aspectos hasta nuestros días.

 

Lección 13

 

En Holanda todo el mundo es, en primer lugar, un protestante en una iglesia despojada y pintada de blanco, y sólo después pasa a ser protestante, católico, ateo, socialdemócrata, liberal o –en días pasados– comunista. El aspecto positivo de este estado de ánimo es la escasa receptividad para el fanatismo. Naturalmente, el propio Calvino era un fanático, pero el desmembramiento de la Reforma en innumerables iglesias condujo finalmente en Holanda al statu quo de la tolerancia, que permitió a alguien como Descartes trabajar libremente en Ámsterdam en la elaboración de su filosofía, basada en la certeza de la duda. El aspecto negativo es el embotamiento y la idealización mezquina de la sobriedad. Cervantes es tan impensable en Holanda como Franco. Y las corridas de toros les son tan ajenas a los holandeses como los ritos de iniciación centroafricanos.

 

Lección 14

 

El único elemento absolutista en Holanda son las obras de ingeniería hidráulica, orientadas a protegerla contra el mar, es decir, contra lo absoluto, pero que, dialécticamente, han adquirido a su vez el carácter de absoluto. Y ésta, queridos amigos españoles, es la explicación de por qué incluso la relativista Holanda sólo puede existir por obra y gracia de lo absoluto.

 

 

 

Harry Mulisch (título original: Nederland voor beginners)

© Traducción española: Diego J. Puls