LENGUAS |
para Jozef Deleu
Tómese una madre, una madre de buena calidad. Extírpesele la lengua. Devuélvase la madre a su lugar. Acto seguido, tómese un niño, también de buena calidad, un niño que apenas sepa decir mamá. Extírpesele la lengua.
Repítase la operación las veces que haga falta hasta disponer de suficientes lenguas para la adquisición de un idioma. Hacen falta muchas lenguas para un mismo idioma. Pues despiadado es todo idioma y tierno como lo es para un cadáver el formol.
Así nacerá lo que llamamos idioma materno. Muchos países disponen de ellos, es verdad. Incluso en los más recónditos confines se oye hablar idiomas maternos excelentes.
Córtese del idioma materno a la madre, separando nuevamente madre e idioma. (Cuando hay mucha madre, amenaza jerigonza.) En ningún caso hay que desecharla, puede aprovecharse en otro instante. Consérvesela durante algún tiempo en un lugar seco y frío, naturalmente. Guárdese silencio.
Mézclese lo sutil con lo fútil, lo sublime con lo imbécil. Mézclese el olor corporal con el mortal, lo perfecto con lo perverso, todo en partes iguales.
Entonces, sólo entonces y ni un solo segundo antes: háblese.
Luuk Gruwez (título original: Tongen; extraído de: Allemansgek [Loco de todos], p. 12-13) © Traducción española: Diego J. Puls 2004 (con ocasión del XIV Festival Internacional de Poesía de Medellín, 2004) |