GENEALOGÍA |
La imagen es de enorme regularidad: la hija de un tallador de zuecos paría carpinteros, y luego un carpintero engendraba una criada, que a su vez hacía acontecer orden social.
En esa cadena de inexorabilidad se torcía o se rompía a veces brutalmente un eslabón: una pareja de guardias se llevaba a un hijo varón que luego volaba, y tras una eternidad
se aparecía procedente de Australia un forastero al que reconocía por la nariz el pueblo entero. Solía haber un tío sumamente religioso, de verdad, que de pronto levaba anclas con una descocada
y nunca más se lo veía, mas cuando al cabo de años lo llevaban a enterrar en una ciudad remota, asistía al párroco el tío cura, ningún idiota, enderezando justo a tiempo la cosa descarriada.
Y si alguna vez había un poeta –un vago–, no era terrible, siendo la prole numerosa. Para todos el destino era la misma fosa: la fría arcilla del pólder, plagada de gusanos.
Frans Denissen (título original: Genealogie) © Traducción española: Diego J. Puls 2005 (con ocasión de una velada poético-musical celebrada en la Fundación Carlos de Amberes, Madrid, 2005) |