SE ME HABÍA METIDO EN EL OJO... |
Se me había metido en el ojo esta salpicadura negra.
(Y encima algo me picaba.)
Por eso no reconocí los rasgos de ella mi amada las cargas de nieve no hacían casi ninguna diferencia y clavé la mirada con mi ceguera nocturna en los rayos de una salida de sol.
Pero soportando resignado y con paciencia a sabiendas la salpicadura
pude ir mucho más rápido.
Erik Spinoy (extraído de Boze wolven [Lobos feroces], 2002) © Traducción española: Diego Puls 2008 (con ocasión del XVIII Festival Internacional de Poesía de Medellín 2008)
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