Menu Content/Inhalt
PESCADOR, 50 a. de J.C.

 

 

¿Qué otra cosa hacía yo junto al río

que tender garlitos, escuchar viejas

historias ensangrentadas y penetrar

en ella a los gruñidos, fabricando

un hijo dorado para mi posteridad?

 

Pues nada, eso fue otrora.

Pero es en esta orilla donde aconteció

que a la luz de la luna, reparando

redes, dirigiéndome a aquella boscosa

oscuridad, mascullé una cosa portentosa,

 

una cosa que no alcanzaba a comprender –

sobre un avetoro por ejemplo, y no sobre héroes.

¿Qué era? ¿De dónde venía? ¿Y por qué

buscaba mi boca, la boca de un hombre

en una simple barca

 

en el Escalda?

Escuché a nuestros exegetas, pero ignorando

si sabrían explicar de veras la tierra cenagosa.

Nunca pensé que acabaríamos construyendo

catedrales y eso.

 

Entiéndame mal, no hay problema.

En un recodo de aquel gran río

tuve la oportunidad de fabricar un hijo

y de enseñarle a reparar mis redes

a la luz humeante del sol matinal.

 

 

 

Benno Barnard (título original: Visser, 50 v.Chr.)

© Traducción española: Diego J. Puls 2005

(con ocasión de una velada poético-musical celebrada en la Fundación Carlos de Amberes, Madrid, 2005)