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EL HOGAR DEL MARINO – 8

 

 

Querido Lian, amigo mío, Lian, frente al hogar del marino

hay un hombre alto de pelo rubio que le dice a otro:

¿En Copenhague, en un sótano mugriento? Ahí se aloja la mafia.

Y a mí me invalida en la vida mi cabeza cara.

Lo que no logro entender ―dice el otro― es cómo tú,

con tu intelecto, tienes tan poca idea de los procesos sociales.

Es yin y yang ―dice el alto―: dar lo malo y recibir lo bueno.

Y a mí qué ―dice el otro―. No te hagas el interesante.

 

Pasa un coche, se abre la puerta,

el pasillo es elegante, a la izquierda el comedor,

tramo de escalera que anguloso lleva al siguiente,

se abre una puerta: el dominó,

los ojos ardientes, con champán.

Lian, alguna vez estuvimos en Génova, conté cuatrocientas calles.

Aquí en Gante he perdido dedos, sólo cuenta este muelle reluciente.

Donde la flor exhibe su hermosura, el marino es donde mejor está.

Mira, saltan campanitas de pies temblantes en pos de ávidos tobillos,

Mira, campanitas besan el abismo entre la justa cantidad de ojos.

 

 

 

Arjen Duinker (título original: Sailor’s Home - 8)

© Traducción española: Diego J. Puls 2008

(con ocasión del Festival internacional de Poesía de Medellín 2008)