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CONVERSACIÓN EN DOS BARQUITAS

 

 

–Mira a tu alrededor.

 Un abrir y cerrar de ojos basta

 para sentir que esta superficie es vida,

 tan intransigente, tan valiente, tan dúctil.

 aquí laten nuestros corazones, amigo mío,

 ésta es nuestra casa.

 

–Me siento feliz.

 

–¡Imposible! Eres incapaz.

 Igual que yo. Te aturdes con pretextos.

 En tus venas arena, polen en tu vientre.

 Sólo atinamos a sentir con la razón,

 sólo atinamos a sentir lo que sabemos.

 Del mismo modo ondean estas aguas,

 es un reflejo.

 

–¡Mira los cangrejos! ¡Qué bonitos son!

 

–El agua ondea para apaciguarnos.

 Carga con nuestras penas, alivia el dolor.

 Su piel es resistente a las ofensas,

 aun las más repulsivas, y a los caprichos

 de la hora. ¡Para muestra basta tu amor!

 

–Me siento feliz por esta noche.

 ¡Comámonos los cangrejos!

 

–Ya, ya te he oído. Por mí está bien.

 ¿Se puede saber si ya te acuestas con ella?

 ¡Es una belleza! Lástima quizás las pecas,

 pero vaya suerte que has tenido.

 

–¡Saludos a tu madre y hasta luego!

 

–¿Soy un ser sentimental

 que huye de lo sencillo?

 Así de grande es mi amor por esta superficie,

 así de nimias son las noches.

 Me retiro en el horizonte, cuento,

 construyo la piel que me desvela.

 

 

 

Arjen Duinker (título original: Gesprek op twee bootjes)

© Traducción española: Diego J. Puls 2002

(con ocasión del XII Festival Internacional de Poesía de Medellín 2002)