XXXIV |
Cuando oí a los pájaros cantar sin pensar en el mundo, oí cómo un hambre grandiosa se echó a correr por los campos.
Y cuando me reí del hambre sin pensar en el mundo, una niña se rió conmigo, sin saber por qué.
Y cuando le enseñé el camino sin pensar en el mundo, le señalé una fábrica grandiosa que producía pájaros.
Y cuando me asusté de la fábrica sin pensar en el mundo, los campos se asustaron de mí, sin saber por qué.
Arjen Duinker © Traducción española: Diego J. Puls 2002 (con ocasión del XII Festival Internacional de Poesía de Medellín 2002) |