UN DOS TRES |
La noche llega a su interminable término.
Justo allí, encima de aquel maíz. La nube detrás del maíz representa voces envolviéndolas.
La noche llega a su interminable término.
El mayor problema es que las personas son cosas. La luna protege las voces soltándolas, maldiciendo.
La noche llega a su interminable término.
No es tan fácil concentrarse en aquel único maíz y olvidar el resto. ¡Hay tantos que no quieren decir nada, hay tantos con pestañas seductoras!
La noche llega a su interminable término.
Lo comento con mis secuaces. Su dictamen es unánime y reza: excluye eso de que somos cosas, manténnos fuera de tu peligroso esquema.
La noche llega a su interminable término.
Nuestros ojos escudriñan en derredor. La forma de la mesa a la que son sentamos no tiene ninguna importancia lógica. Jugamos una partida de ajedrez.
La noche llega a su interminable término.
Hay incontables lunas y nubes que pugnan por un vago honor. Hay numerosas comarcas donde lloran para dejar que crezca el maíz.
La noche llega a su interminable término.
Mi esquema es inofensivo. Emparentado con la mesa y de forma poco firme viene al encuentro de nuestros ojos en un esfuerzo sin extremo.
Arjen Duinker (título original: Een twee drie) © Traducción española: Diego J. Puls 2002 (con ocasión del XII Festival Internacional de Poesía de Medellín 2002) |