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TAL VEZ CUATRO ECUACIONES (2002)

 

 

«Para el matemático

somos quizá cuatro ecuaciones,

para el cómico

somos por lo menos dos chistes,

para el concesionario de automóviles

somos mala propaganda.

 

Los diamantes en manos de un príncipe

son tan bellos como los que lleva al cuello una princesa.

Quien cree poder eludir la verdad

mencionando otras piedras preciosas,

no conoce la fuerza impetuosa del viento.

Quien cree que la dicha de un lunático

es más sincera que el bienestar de un heliólatra,

no conoce el regocijo del discreto.

Tú, Scarpa, despilfarras tus talentos,

y tus supuestas incertidumbres

me recuerdan el alegre canto de los pájaros.

 

Prefiero los príncipes y las princesas,

prefiero esas extrañas y tristes criaturas

que no saben siquiera que no son personas,

sino diario alimento y bazofia de cada día.

Así es, yo canto las cosas que ellos viven,

grandes y pequeñas, desgarradoras y furtivas,

así es, esa es mi preferencia desde el momento

en que clavé en el mundo mi trompa piadosa,

así y sólo así, y con espíritu, según espero.

 

Cuando declaren astuto al elefante,

con gusto me pondré a canturrear.

De la boca del sabio también sale niebla.

 

Me gusta la niebla en general,

mas la niebla del sabio esconde un aire de suficiencia.

el saber es dependiente de humor y sueño

y dinero, y decir cosas sabias

es otra cosa que saber las cosas con certeza.

 

¿Se puede aprender de un animal?

¡Huy, cuánta hambre! Pero he aquí a Sajín, mi hijo menor...

¡Qué bien sabe! ¡Que quede un pie para el tío Venkatsai!

Sigue así, y desarrolla un órgano olfativo

con el que el vecino virender pueda cazar

con éxito aun en la noche más cerrada.

 

Lluvia de oro, pinillo de oro, rúsula dorada, doradilla,

¿acaso tenemos que disfrazarnos de planta?

¿Hoja de plata, avena de plata, tilo plateado, argentina?

De eso ya se ocupan los soldados muertos.

 

¿Entonces qué quieres? ¿Y ustedes qué quieren?

Que me olvide de que la gente es lista.

Nada bonito de tu parte, honorable cantor,

difundir tales habladurías... exactamente

así es, lo confieso, es así y solamente así,

¡y anhelo acercarme más aún a los extremos!

 

Certezas en las nubes, vamos,

si bien, señora de los pendientes irreductibles,

observo al pasar su sinceridad.

Un príncipe, es un extremo,

igual que una princesa por él amada

con expresiones de enajenación y entrega.

¡Sólo los magos son inmortales!

 

Como he de ser modesto,

tan sólo canto cosas cuya certeza

se corresponde con mis anhelos.

Me acerco a los extremos que patean y golpean

sumidos en su total ceguera.

esa es mi tarea desde el primer día.

 

Da gusto reparar en un movimiento del brazo

como también da gusto olvidar su silencio.

Un príncipe recuerda su sueño

como una princesa en el futuro.

 

A la vida la limitan los diamantes.

 

Cantar hasta el borde de lo existente...

 

¿Saben?, corto flores y las admiro

por su supuesto azul o naranja o violeta.

Chicos y chicas tienen lágrimas en los ojos

que a veces parecen azules o naranja o violeta...

 

Pero yo sólo canto cosas que son ciertas.

Mi dicha es la dicha sencilla,

porque es dicha derivada e indirecta

y no es de ustedes, ni mía.

La certeza que exigen los patrones

es tan sencilla como lo es mi dicha.

 

El vínculo entre la luna y el sol,

¿Es la alianza entre la noche y el día?

No sabría qué responder a esa pregunta.

¡El orden es la más avasalladora claridad!

 

No cuento los acontecimientos, ni los amores,

y sentado a la orilla del lago no cuento

los peces maravillosos

que se acercan a largar bocanadas.

 

No, no alcanzo a comprenderlos,

a los protagonistas de los dramas y comedias,

pero sé lo difícil que es

igualar el arte de los orfebres, los plateros

y los talladores de diamantes.

 

Pensar en sus movimientos, tan pertinentes,

pensar en sus vestimentas, tan sin consecuencias,

pensar en sus fueros internos, tan concretos...

 

Pensar que para el tiempo nosotros

somos sin duda unos niños,

en una tormenta furiosa,

indefensos, pese a la escasa modestia,

y vagueando en las calles presas fugaces

para el mundo...

 

Esas ideas son el jardín de los extremos,

la vaguedad es tan cierta como el respaldo

en el que me sostengo, camino hacia arriba.

 

Ojalá pasara algún perro...

El deseo tranquiliza y alegra.

Un perro se acerca a los extremos

con sus patas peludas.»

 

 

 

Arjen Duinker (título original: Misschien vier vergelijkingen)

© Traducción española: Diego J. Puls 2002

(con ocasión del XII Festival Internacional de Poesía de Medellín 2002)