THE REAL THING II |
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Una amiga de Tingeling me contó cómo se viaja por el Tíbet. Se llega en avión a la capital con una gran maleta a cuestas. Ésta se deja allí mismo, y se parte hacia el interior del país con una maleta más chica. Ésta también se deja. Así va formándose un reguero de maletas cada vez más livianas. Hasta que al final uno recorre las montañas con una pequeña mochila al hombro y la cabeza descubierta en medio de las nubes.
Ay, la vida, ojalá uno pudiera viajar así por la vida, ojalá uno pudiera tratarse así a sí mismo. Uno nace y es una maleta. Voces, deseos, viejas historias, trozos de árbol genealógico. A medida que va creciendo, aprende a llevarse a cuestas a sí mismo. Pero, ¿en qué consiste ese uno mismo? ¿El contenido multiplicado, y luego dividido por dos, de las viejas valijas de sus padres? En cualquier caso, demasiada carga para llevar. ¡Y todas las etiquetas que se van pegando unas encima de otras y que tapan toda la maleta! Y no hablemos de todo lo que va metiéndose y amontonándose por el camino. Por suerte también hay cosas y personas que se le adhieren a uno como parásitos y que se lo comen todo. Eso despeja un montón. Yathabhutam. La conciencia clara. Toda ilustración empieza por el hipo.
K. Michel (extraído de Tingeling en Titus [Tingeling y Tito], 1992) © Traducción española: Diego J. Puls 2000 (con ocasión del X Festival Internacional de Poesía de Medellín, 2000) |