EL SUEÑO DE TINGELING II |
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Yo trabajaba en un observatorio en la Luna. Mi tarea consistía en estudiar la rotación de la Tierra. Me pasaba horas y horas mirando por un telescopio gigantesco hasta que me ardían los ojos.
Justo cuando estaba por tomarme una pausa, unas lamparitas rojas empezaron a encenderse y apagarse insistentemente. La computadora producía unos ruidos extraños. ¡Una falla técnica!
Volví corriendo a mirar por el telescopio.
¡Increíble! La Tierra había detenido su marcha.
Controlé los medidores. No cabía la menor duda. El globo terráqueo no se movía. Por el agujero de la capa de ozono encima de la Antártida veía el casquete glaciar. Bañados por el sol, se divisaban los montes nevados y las llanuras heladas; una alternancia caprichosa de superficies blancas y líneas grises.
No, mis ojos no me engañaban. Claramente legible, vi escritas a mano con letras gigantescas las palabras: «Sí, la llave está escondida debajo del felpudo».
K. Michel (título original: De droom van Tingeling; extraído de Tingeling en Titus [Tingeling y Tito], 1992) © Traducción española: Diego J. Puls 2000 (con ocasión del X Festival Internacional de Poesía de Medellín, 2000) |