S. (n.º 8) |
Timbre, nervios, pasos, puerta abierta, hola, calor en un pasillo sucio, tanto que él, en calzoncillos solo, guiña un ojo y yo, agarrotado, pienso
por amor del cielo cómo has podido señor mío estos brazos de bronce, estas piernas de cobre, estos rizos alrededor de unos ojos que rogando se funden y luego esa risa ávida y falsa.
Tomas una copa, mientes, escuchas, compartes, tocas, paso atrás, y entonces en el momento justo, con timidez fingida,
mirada fija y susurro: «Botín, presa, víctima». Muy pronto y deprisa se dobla el metal, nace el asco, desaparece el deseo, me maldigo.
Peter Swanborn (título original: nummer 8, S.; extraído de Bij het zien van zijn lichaam [Contemplando su cuerpo]) © Traducción: Diego J. Puls 2008 |