EL ARQUEÓLOGO |
Quien no habla, deja que la historia en su interior se petrifique, acaba tropezándose con ella, se hace daño. Entonces,
dice el hombre que sabría de antaño, entonces es una palabra que debes aprender ahora. Entonces
vivía vive tenía tiene un nombre un cuerpo, manos que ofrendaban a
por Dios. Tú vuelve palpando con pies y manos sobre aquel sinnúmero de pasos y escucha
el eterno zumbido sanguíneo, presencia
roja turbia. Eso en otras palabras afirma el hombre que señala el corredor
profusamente pintado del templo, conjurando el altar en el punto de fuga.
Hester Knibbe (título original: De archeoloog) © Traducción española: Diego J. Puls 2006 (con ocasión de una velada poético-musical celebrada en la Fundación Carlos de Amberes, Madrid, 2006) |