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CANTUS FIRMUS (12)

 

soggetto cavato

 

En verano se paraba a veces como un extraño en el camino de entrada,

daba tres pasos al costado y desaparecía entre los arbustos.

Miraba como alguien que no conocía la casa.

            Había un claroscuro blanquecino detrás de los árboles,

risas sonoras surcaban el jardín, el viento traía

jirones de sonidos de piano, de alguien tocando

un estudio junto a una ventana abierta.

Una sombrilla roja, la voz de un niño en la hierba

junto al estanque de las libélulas.

Huéspedes recostados en el césped:

un tío con moto, un animado quinteto de primos con carro

(arenques y caballas encima de periódicos frescos, cerveza

bebida llevándose la botella a la boca).

 

En invierno se paraba a veces como un extraño en el jardín.

Una gruesa capa de hielo resbaladizo cubría el estanque

donde ya ni ranas ni libélulas.

Un pez azul entre las congeladas lentejas de agua

y al fondo una selva despojada de hojas.

            El olor a leña quemada le impregnaba la ropa.

(Aparte de eso no había mucho que ardiera.)

Geranios muriéndose. Los postigos que chirriaban en las clavijas.

Semanas enteras sin oír a nadie.

Pájaros comiendo alpiste, un zorro famélico junto a la ventana rota del sótano.

            «Era cuestión de sobrevivir», comentó luego

a nadie en particular.

«No nos congelamos por un pelo.»

 

 

HC ten Berge

© Traducción española: Diego J. Puls 2006