A VECES |
A veces tengo que oler del pozo sulfuroso, siento otra vez el sabor de la ceniza y puedo oír los gemidos. Qué le da ese sabor dulce a lo perdido, a lo estar casi perdido. Vuelvo la espalda a lo encantador donde si no trazo los surcos que son buenos de ver, que producen fruto además. Qué cautivadora es la hechicera y el valor de la madre tierra ciertamente constante aunque temporalmente no corriente y la podredumbre, la maloliente podredumbre esparadrapo vesicante hasta que el bubón vuelve a abrirse en carmesí y amarillo. El incendio que Patinir y Bosch pintaban una y otra vez más estridente que el fuego vago (*) a su lado, que no chamusca a ni una alma ni a nadie calienta.
Sin hablar del cielo, donde fluye el frescor, al que jadearemos. Pero eso más tarde, luego, no ahora. No de momento.
(*) Juego de palabras en el original holandés: escrito en una sola palabra, vagevuur significa «purgatorio».
Jan Eijkelboom (título original: Soms) © Traducción española: Diego J. Puls 2002 (versión literal con ocasión de un taller de traducción de poesía organizado por Poetry International, Rotterdam, 2002) |