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¿QUIÉN HA DE SER EL COMPAÑERO...?

 

 

¿Quién ha de ser el compañero de mi compañera,

el amo de mi perro, el niño de mi infancia,

el viejo a la hora de mi muerte, quién lo ha

de ser sino yo? ¿Tú? Venga, si tú no eres

 

más que un par de ojos que ven lo que ven, no

eres más que el panorama: un sol que brilla,

un manzano en flor, y una silla en medio de

la hierba; alegría, tristeza, tú qué sabras,

 

panorama. Pero ¿quién permitirá que a mi amor le

salgan canas y que enferme, quién se encargará de que

aúlle el perro, llore el niño y llegue la muerte? ¿Quién

dejará que languidezca el manzano y olvidará

para siempre la silla bajo la lluvia? Al menos

alguien deberá velar por que alguna vez todo pase.

 

 

 

Rutger Kopland (extraído de Al die mooie beloften [Todas esas vanas promesas], 1978)

© Traducción española: Diego J. Puls (en colaboración con Carmen Bartolomé Corrochano), publicada en «Poesía contemporánea en lengua neerlandesa», Stichting Ons Erfdeel, Rekkem (Bélgica), 1993.