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LOS DINTELES Y LAS VENTANAS CERRADAS

 

 

Porque el haberte querido es un hecho.

El resto no - el que hayas existido

y aun así, de qué color tus ojos, ora verdes,

ora grises, alguna vez dispararon una bandada

de golondrinas. De qué tipo. De esas veloces,

que no caminan, que copulan en el aire.

Cómo fue. Te enfermaste

o algo así, te llevaron, hubo un alboroto,

yo iba a dar a luz un nuevo hijo creo y me olvidé de ti

hasta que anoche te oí, hora imposible,

ven que ya es hora. Déjalo todo, sal,

que te espero junto a la verja.

Pero cuando allí estuve, el pasador

se había soltado, el viento lo golpeaba

contra el poste y yo lo até y volví adentro,

pensando en ti, en que sabe Dios si de veras

habías estado allí, abierto la verja,

en que te he querido y en que

el madero no encajaba bien en las bisagras.

 

 

 

Eva Gerlach (título original: De dorpelen en de gesloten vensters; extraído de In een bocht van de zee [En una bahía del mar], ed. De Arbeiderspers, Ámsterdam 1990)

© Traducción española: Diego J. Puls 2000

(con ocasión del X Festival Internacional de Poesía de Medellín, 2000)