Menu Content/Inhalt
CORREDOR DE SANGRE

 

 

Aquí dejé que los escarabajos treparan por mis manos,

  los maté y los enterré en cajas de cerillas

vacías. La guerra duró todo el verano,

  hubo batidas y cacerías

por los derroteros de aromas salvajes

  de mi jardín. Allí, donde las matas me honraban

como a un soberano y el sol coronaba mi testa,

  vi entre las pestañas mirlos, sauces y nubes

arredrarse ante mi mirada. Y más allá

  de la luz vespertina fui el príncipe

de ranas, mariposas y libélulas,

  el Mengele de las hormigas indefensas,

el Calígula de los escarabajos en sus catafalcos.

 

  El mismo jardín. La misma casa. El árbol

de mi esqueleto ya formado, mi reino

  menguado, mi poder prescrito. Tras

las rejas de mis pestañas cuento los escarabajos

  sin cruces y me deslizo en mi piel de entonces.

Por un corredor de sangre llego a casa.

 

 

 

Menno Wigman (título original: Bloedgang; extraído de: Tien gedichten [Diez poemas])

© Traducción: Diego Puls, con la colaboración de Carmen Bartolomé Corrochano