LUCHA A MUERTE |
No nos apiadábamos de lo que moría. Un lento cortejo, un último adiós: nos dejaba impasibles. Éramos jóvenes y nos mofábamos de los aspavientos de las flores y de los gorriones disfrazados, continuábamos nuestro camino y consumíamos nuestro tiempo a pedazos.
El placer, no lo molesto, y el mundo, un colchón. Y entre tanto beso, percatarse en silencio de que de eso se trataba: el deleite aquí y ahora, la sabiduría del animal. No nos apiadábamos de lo que moría.
Y cuando nos despertamos de golpe en una sala blanca –lejos de calles y cortejos– vino a visitarnos un hombre desnutrido y nos señaló con el dedo. Apenas levantamos la mirada, no perdimos la calma y le hicimos palidecer.
Menno Wigman (título original: Hard tegen hard; extraído de: Tien gedichten [Diez poemas]) © Traducción: Diego Puls, con la colaboración de Carmen Bartolomé Corrochano |