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ENTRE PAREDES QUE NO ESTÁN BAJO UN TEJADO QUE ES IMPOSIBLE QUE ESTÉ SOBRE UN SUELO DE NADA

 

 

He vadeado pantanos

humanos y no humanos

he vadeado bosques

campos llenos de telarañas

he estado días y días en el llano

con los brazos extendidos

retundido con cola o saliva

y me ha visitado todo bicho alado

he tomado lo que he podido y comprendido lo que no he podido

olvidar

 

Alaska, 2003

 

Y aun así

He vadeado bosques las manos por delante

me he extraído de mí mismo tirándome del pelo a pleno pulmón de pies a cabeza

a toda marcha hacia delante atravesando zarzas arroyos y lodo

me he arrastrado hasta el otro lado de una montaña me he tirado de la montaña

me he incorporado inclinado contado hasta tres

he tomado la montaña por asalto

la he derribado

tal vez tan sólo para hacer un pozo

tal vez para poder al fin caer

– es superior a mí

me he tirado al pozo he salido de él

he escalado la nueva montaña me he arrastrado hasta el otro lado

como si esperase

ver en la cima un nuevo sol

con los ojos cerrados y en los huesos he mirado

me he dado cuenta en la cima de que nada se pierde

por más que me resista

nada se pierde

he ido por delante de mí mismo he corrido montaña abajo con los ojos cerrados

chocándome con árboles una y otra vez

más allá de la razón y más allá del cansancio más allá de la esperanza y más allá del dolor

una y otra vez

por fin más allá del dolor

una y otra vez

Nada se pierde

He vadeado pantanos humanos y no humanos

he vadeado mares me he arrastrado montaña arriba

he ido por delante de mí mismo he corrido montaña abajo

por fin me he parado

contra una pared que no está bajo un tejado que no está sobre un suelo que no está

una casa de nada

he decidido enseguida hacer de ella mi casa

yendo por delante de mí mismo me he estrellado contra la pared

hasta que ya no hasta que ya nada por fin más allá de mí mismo

por fin en casa

la cabeza contra la pared como contra la palma de la mano de alguien

que posa con cuidado mi cabeza en sus rodillas

mano en mis mejillas se inclina hacia mí alguien que susurra: Nada

se pierde

a pesar de mí

me vi incorporándome tirado del pelo

si bien no parecía ya estar ahí entre paredes que no estaban

bajo un tejado que es imposible que estuviese sobre un suelo de nada

cogido en brazos por alguien que no estaba

alguien que me ponía en pie delante de la pared

Está bien encontrarse con las manos vacías ante una pared vacía

moverse de un lado a otro

moverse sin cesar de un lado a otro delante de la pared

de un lado a otro la repetición el alivio la tozudez la alegría

metrónomo de un lado a otro

más allá de la razón y más allá del cansancio y más allá de la esperanza más allá del dolor

más allá de la conciencia

contra la pared

 

Esta es la pared donde se pueden guardar manos

esta es la pared donde se puede meter la cabeza

con los ojos cerrados, la boca cerrada

por fin liberados de cabeza y manos

sin tener que pensar ni hacer ya nada

solo estar aquí o no estar

en un sitio que no es tal

ni de carne ni de pensamiento

sitio de nadie sitio de nada

pero que es tan nuestro

que parece tan brotado de nosotros compuesto por nosotros

blanco como huesos apilados de nosotros

 

este es el suelo donde nos tumbaremos de niños

donde aprenderemos a andar izquierda derecha izquierda derecha

donde aprenderemos a andar en círculos

sin principio sin final sin esperanza sin deseo

andando cada vez más rápido

excediéndonos fuera de nosotros

dejándonos atrás alcanzándonos adelantándonos

saliéndonos del círculo contra la pared

para terminar otra vez de niños tumbados en el suelo

donde alguien cuyo aroma aún desconocemos se arrodillará a nuestro lado

éste es el sitio donde podemos pasar por alto cualquier cosa

porque nada se pierde nunca

el techo dispuesto a caernos encima con sólo pedírselo

la pared que nos portará con sólo pedirle al techo que nos caiga encima

cáeme encima cáeme a la vida

así podré preguntarle otra vez al techo que no está

a las paredes que no están al suelo

cáeme encima

cáeme a la vida

y otra vez

para que pueda ponérseme fin

 

Pero no hay final

 

Solo

 

Filtración del tiempo que ya no importa

luz solar que chorrea por las paredes y que ya no importa

esta es la luz solar, el granizo, la nieve

nos deslumbrará

este es el nuevo negro, esta es la dulce noche nuestra

cuando con los brazos extendidos miramos las estrellas

en la esperanza de ser revestidos por ellas – es superior a nosotros

un hombre con los brazos extendidos azucarado por estrellas que a lo mejor ya no existen

esta es la noche que somos vuelta del revés revestida con nuestro más propio negro

esto es lo que quisimos cuando todavía queríamos

e incluso después

esto es lo que destruimos para construir algo nuevo con los pedazos

un nuevo esqueleto que revestir con lo desollado

nuestra piel hecha jirones a golpes contra el suelo hasta quedar negra

esa piel ceñida atada a nuestro nuevo esqueleto flaco como una lombriz

flaco como un brazo que en la cima de una montaña junto al mar saluda a un mar vacío

en la esperanza –es superior a nosotros– en la esperanza de que en algún sitio otro brazo

en la cima de una montaña junto al mar salude a un mar negro y vacío

mientras no haya nada hay esperanza éste es nuestro nombre mas no importa nada no quiere nada

por fin ya no querer ni esperar nada – es superior a nosotros

por fin darse cuenta de que hay alguien que no nos ve

la palma de la mano de alguien que posa con cuidado nuestras cabezas

en sus rodillas que posa sus manos en nuestras mejillas

que se inclina hacia delante y empuja su cara entre sus manos

alguien que susurra, boca a boca, o alguien que podía haber susurrado

en caso de que alguien quisiese mover un dedo hacia nosotros

o siquiera un brazo agitándose al otro lado

la posibilidad de alguien que al igual que las estrellas

a lo mejor ya no existe pues basta

darse cuenta de que hay una posibilidad

como si existiese la esperanza –superior a nosotros– de por fin solos

como siempre habíamos querido por fin poder

al final nada más que eso al final una posibilidad

de poder ser ese brazo de nada saludando

que se posa y sigue posándose en un cuerpo de ti – que no estás

en un cuerpo de mí – que es imposible que esté

en el cuerpo de nosotros – alejándose flotando en el aire negro azabache

estrellas revolviéndose lentamente en un universo que se dilata

que tal vez algún día habrá existido

 

Y aun así

 

 

 

Peter Verhelst (título original: Tussen muren die er niet zijn; basado en textos extraídos de Nieuwe sterrenbeelden [Nuevas constelaciones], 2008)

© Traducción: Diego Puls y Gonzalo Fernández (para la representación de danza “nuevoNegro”, de Wim Vandekeybus, 2009)