DISPUTA |
Ya he planteado infinidad de argumentos sin contradicciones. Estoy cansado y quiero parar.
¿A qué otra cosa me puedo remitir? ¿A un sueño que tuve? ¿A un suelto en el periódico? ¿A una opinión de Rashi?
Habían matado a los sabios renanos, tampoco quedaban en Maguncia y Worms, en Troyes estaba Rashi. Ninguna frase puede escapar a su significado literal.
Supongamos, a modo de comparación, que han quemado todas las escuelas y que un tipo que ha dejado los estudios para mantener a su familia apunta todo lo aprendido y lo que habría podido aprender.
¿A qué otra cosa me puedo remitir? ¿A una duda de Rashi? ¿A las lágrimas en mis ojos cuando pienso en el principio de su obra? ¿A mi cansancio?
Quisiera bañarme y sentarme a comer y leer un libro que me encantó cuando lo leí y del que he olvidado algunas partes.
Un libro en el que cada frase tiene al menos significado literal y que puede olvidarse y encontrarse otra vez impoluta.
Tal vez mis derechos se hayan agotado pero aun así pido poder parar y poder reposar mi cabeza en mis brazos.
Nachoem Wijnberg (título original: Dispuut; extraído de: Uit Tien [De diez], editorial Contact, Ámsterdam 2007) © Traducción española: Diego J. Puls 2009, para Alhucema, Revista Internacional de Teatro y Literatura, n.º 23, enero-junio de 2010 |