TODO TIENE SU PARTE TRASERA... |
Todo tiene su parte trasera y a todo se la palpamos, a todo siempre se le puede pasar la mano por detrás. A todo se le puede atar una cuerda alrededor y luego tirar bien de ella para que le falte el aire. Abandonar se puede a todo el mundo, a todos nos pueden abandonar, en cada cual hay lo bastante que merece ser dejado en la estacada. Cincuenta y seis. Alguien se da cuenta al despertar de que no puede moverse y dice al gato: llama al 112, no oye que su boca emite un parloteo. El gato se entera, (se entera, se entera. ¡Y el gato se enteró!) sale al jardín, donde sabe de una rama con forma de auricular de teléfono, maúlla. En el servicio de urgencia tramitan la noticia y del cielo baja volando como si ya hubiese ocurrido una ambulancia de madera. Cincuenta y seis.
Bregar, fallar. Llegar a casa con un pico clavado en la frente.
Bregar. Fallar. Llegar a casa con una barra de dinamita incrustada en la frente. ¡Papá! Tu manera de mirarme es como si fueran dos soles, el sol de ayer y el sol de mañana.
Tonnus Oosterhoff (extraído de: Ware grootte [Tamaño real], editorial De Bezige Bij, Ámsterdam 2008) © Traducción española: Diego J. Puls 2009, para Alhucema, Revista Internacional de Teatro y Literatura, n.º 23, enero-junio de 2010 |