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OBJETOS ENCONTRADOS 1989

 

 

En todos los blancos caminos rozalie y yo habíamos despertado con una noche veinticinco flores cada una con la rapidez del agua entre medio día tras día ni mucho menos tambaleando donde juega el animal encontramos un comienzo hoy en poses naturales por el campo de azucenas lisa y llanamente la llave que habita en un cuarto hierba azul se eleva fue aquí en algún momento a lo largo de lo nuevo aparece girando una curva del mar rebasa en llamas oye y toca fue hace tiempo aguanta el viento florido en el jardín rozando sus polvorientas palabras calientes flores tan blanquecinas y nerviosas imposibles como el sol desconcertante escribe en la pequeña piedra un nombre corto una pequeña habitación sin elaborar en tantos actos despacio quiebra y quiebra ay todo su verde cómo posiblemente reluciente hacemos que el sol brille porque no se sabe nunca sus raíces se buscan mutuamente en el barro que el cielo puede moverse transparente en su interior hay un árbol como canta un pájaro su cara escondida en una multitud de estrellas el mar no tiene modales ahora que me lavas el pelo incluyendo una ventana mantienes espacio abierto azul como luz del día o enamorada sin moverte un pulpo perdió a quienes en la orilla en la ventana azul pasaban bailando mariposas fugaces las señales imposibles en la lengua que era más la tuya reconozco el sauce ligeramente hecho trizas todo aquí es accidental los abedules invernales la lengua amorosamente pintada merci mira en la foto se ve que el flamenco lentamente cada sueño queda reluciendo entre el final

 

 

Rozalie Hirs (título original: Gevonden voorwerpen 1989; extraído de Geluksbrenger [Portador de la buena suerte], editorial Querido, Ámsterdam 2008)

© traducción española: Diego Puls 2011 (para la revista La otra, México, 2011)