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DESCENSO A PLENA LUZ DEL DÍA

 

I

 

Ves cómo sucede

es pleno día y sucede

ante tus ojos ves cómo el cuerpo

de un hombre

desciende vivo a la tierra.

 

Hay mucha luz, es de esa intensa

luz de primavera en la que

por un momento vuelves a ver: sí este

este era el paisaje

cielo, tierra, sauce, hierba.

 

Cuerpo —pienso—, si eres mi propio cuerpo

dónde me has encontrado

adónde me llevas

dónde me dejas

 

y cómo ha de ser sin ti

cuán largo, cuán profundo, cuán solo.

 

 

II

 

Ves cómo sucede

es pleno día y sucede

ante tus ojos ves cómo los cuerpos

de un hombre y una mujer

descienden vivos a la tierra, juntos.

 

Hay mucha luz, es de esa intensa

luz de primavera en la que

por un momento vuelves a ver: sí este

este era el paisaje

cielo, tierra, sauce, hierba.

 

Cuerpos —pienso—, si ustedes son los cuerpos

de ella y mío

dónde nos han encontrado

adónde nos llevan

dónde nos dejan

 

y cómo ha de ser sin ustedes

cuán largo, cuán profundo, cuán solo.

 

 

III

 

Ves cómo sucede

es pleno día y sucede

ante tus ojos ves cómo el cuerpo

de una mujer

desciende vivo a la tierra.

 

Hay mucha luz, es de esa intensa

luz de primavera en la que

por un momento vuelves a ver: sí este

este era el paisaje

cielo, tierra, sauces, agua, hierba.

 

Cuerpo —pienso—, si eres el cuerpo

de ella

dónde la has encontrado

adónde la llevas

dónde la dejas

 

y cómo ha de ser sin ti,

cuán largo, cuán profundo, cuán solo.

 

 

IV

 

Ves cómo sucede

es pleno día y sucede

ante tus ojos ves cómo el cuerpo

de un hombre

desciende vivo a la tierra.

 

Hay mucha luz, es de esa intensa

y saturada luz de verano en la que

por un momento vuelves a ver: sí este

este era el paisaje

cielo y tierra unidos por árboles verdes hierba.

 

Cuerpo —pienso—, si eres mi propio cuerpo

dónde me has encontrado

adónde me llevas

dónde me dejas

 

y qué es en esa cabeza mía

miedo o deseo, reencuentro o despedida

a tierra, de tierra, por tierra.

 

 

V

 

Ves cómo sucede

es pleno día y sucede

ante tus ojos ves cómo el pequeño cuerpo

de una niña

desciende vivo a la tierra.

 

Hay mucha luz, es de esa intensa

y saturada luz de verano en la que

por un momento vuelves a ver: sí este

este era el paisaje

cielo, tierra, riachuelo, arbolitos, hierba.

 

Cuerpito —pienso—, si eres el cuerpito

de ella

dónde la has encontrado

adónde la llevas

dónde la dejas

 

y cómo ha de ser sin ti

cuán largo, cuán profundo, cuán solo.

 

 

 

Rutger Kopland

(título original: Afdaling op klaarlichte dag, extraído de: Over het verlangen naar het sigaret [Sobre las ganas de fumar un cigarrillo], editorial Van Oorschot, Ámsterdam 2001)

© traducción española para Argentina: Diego J. Puls 2015