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POR QUÉ NUESTRA PIEL DA MIEDO

 

 

Nuestra piel tiene algo de siniestro, basta pensar en todas las cremas

que se hunden en ella sin dejar rastro. La luz del sol

que produce un batik de pecas y hace estallar las arrugas. Cómo

conserva los aromas que preferiría olvidar, cómo de vez en cuando aún dormita

el olor de él entre mis grietas.

 

A veces recuerdo la primera vez, las manos en mi espalda desnuda,

cómo las yemas de los dedos parecían placas de inducción. Convirtiendo cada poro

en una boquita jadeante que quería más, hasta curtirse.

 

Me alejé de la cama, de todas las promesas, las horas vanas.

Con mi piel como único vestido enfilé hacia el jardín.

 

Lo oí llorar por mí. La piel ya estaba transmutando el sol

en vitaminas. Haciendo más fuertes a cada paso los

huesos, más duros los dientes.

 

 

 

Ellen Deckwitz (título original: Waarom onze huid eng is)

© traducción española: Diego J. Puls 2018 (con ocasión del XIII Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires)